Túnel de fuego inmerso en mi ego , con lágrimas de lluvia , riego.
En sucia capucha de verdugo entrelazo versos , cual férreo yugo.
Punzante mirada clavada en las alas de una luminosa hada.
Resplandor inocente , donde la ilusión , mieles de eternidad vierte.
Rechinar de remos , que en vulnerable barcaza , hacia una constelación de besos avanza.
Asumido desafío el del rival , que ante mis ojos su armadura ceñirá.
Mortecina luz de candelabro para esta estancia deshabitada que entreabro.
Muerte de lluvia entrecortada en la superficie de unos labios con sabor a nada.
Muchas canciones del pasado empañan también el espejo en el que se mira nuestra alma.