Ojalá algún día vieses, de andamiajes de amor , los abandonados arneses.
Ojalá toda vanidad se transmute en verdad , al compás del descubrimiento de la alteridad.
Ojalá la razón , virginal y casta , coyunte con el dolor que oprime y aplasta.
Ojalá en grotesco espejo , como escuálido firmamento , se encarcelen absurdos sociales preceptos.
Ojalá no se restaure la tiranía de la nada que secuestre la conciencia colectiva de todas mis madrugadas y mañanas.
Ojalá de mustios solsticios no quede el menor resquicio.
Ojalá sigan hilando con dorados hilos las Parcas del destino.
Ojalá en montañas de pasión incendiadas no tengan aposento ni aguaceros ni tormentas.
Acaso se achica aún más el breve espacio en que no estás.