sábado, 16 de agosto de 2014

Estival quicio




Habito de nuevo en este estival quicio que presagié luminoso y propicio.


El invierno ya descansa , tras vomitar indigestos y macilentos domingos.



El óvalo asimétrico y bizco del frío , como placer prohibido , se ahoga en las cálidas aguas de vivificante río.



Las oscuras retinas olvidan las horas clandestinas , en  las que agonizantes invocaban a la vida.



El dolor de nuevo se disfraza , mientras el cuerpo desnudo del yo toma el Sol en cualquier escondida terraza.



Emergen turgentes flores sobre la superficie epidérmica de verde océano , cómplice de mis manos.



Se divorcian las auroras de los crepúsculos , esclavos del tiempo y sus lacayos , los minutos y sus inexorables segundos. 

Perdido en el estrépito  de imposibles soñares , el Cielo envuelto en infinita vacuidad se sumerge en el oscuro mar.