Estériles llaves

Como salvífica savia de un árbol de lluvia , apareció su rostro

en el envés angosto de un atardecer.

Su mirada parecía el perfecto centro geométrico 

donde hacer girar un mágico universo.

Sus manos ,de dedos sedosos , parecían hostiles

al escurrir de un corazón jabonoso.

Su figura , parecía entreverada de  hilos de amargura y ternura.

Su imagen , confiada en el acariciar suave de una edad madura.

Su andar , elevado por las yemas de infinitos dedos , era hijo de un mar

cuyos ondulados pies nunca pudieron , ni podrán soslayar.

Su boca fue testigo mudo del quemar de oscuras naves.

Su cintura fue cosechada en la misma tierra , áspera , dura,

en la que crecen estériles llaves , que desconocedoras de hechiceras claves ,

no abrirán herméticas cerraduras.

Son muchas las canciones que , inevitablemente , nos hablan del más bello de los pronombres personales.